25/9/09

Una respuesta global a los retos del presente

En estos días se está celebrando la Asamblea General de las Naciones Unidas. Un espacio de debate y construcción del orden social y democrático del mundo que nos ha tocado vivir. Un lugar en el que los Presidentes de los Estados miembros aportan sus miradas sobre el presente y futuro. Un espacio en el que tuve la oportunidad de aprender muchas cosas como Secretaria de Estado, una de las experiencias que nunca podré olvidar. Un lugar en el que hace tan sólo cinco años, nuestro Presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, se ganó el respeto de muchos ciudadanos y ciudadanas que siguieron con expectación el discurso que pronunció aquél día . Lo recuerdo como si fuera ayer, una intervención que hablaba sobre las personas, la diversidad, la riqueza de conocer diferentes culturas y poder compartirlas, hablaba de diálogo y cooperación. Proponía una Alianza de Civilizaciones, un nuevo orden mundial basado en el consenso y el entendimiento entre diferentes. Un proyecto que fue aprobado y cuyo desarrollo ya está en marcha. Algunos en España lo tildaron “de redacción de patio de colegio”, pero lo cierto es que hoy ya no es una idea de España y Turquía, sino de Naciones Unidas, a la que se sumaron después muchos países.

Pero aquel día, también propusimos canjear deuda externa por proyectos sociales, y lo pusimos en marcha después en muchos países de América Latina, donde el dinero que empleaban para pagar la deuda contraída con España, se invierte hoy, en decenas de proyectos sobre educación, medio ambiente y políticas sociales. Y al año siguiente, propusimos sumarnos a la iniciativa rápida de vacunación para todos, que ha permitido a España contribuir a la vacunación de millones de niños, especialmente en África.

Rescato esta última foto con Koffi Annan y Kemal Darvis el día en que España creó, junto al sistema de desarrollo de Naciones Unidas, un programa de más de 500 millones de dólares para contribuir al cumplimento de los Objetivos del Milenio. Aprovecho esta reflexión para darle las gracias a David Vegara, entonces Secretario de Estado de Economía, quién fue fundamental en el impulso de ese fondo.

Siempre he creído que la voluntad política se demuestra con hechos, y las palabras que allí sonaron por parte de España, año tras año se han convertido en realidades que hoy nos reconocen muchos países, el informe periódico del la OCDE, o del PNUD y todas las agencias de las Naciones Unidas cuando volvemos a Nueva York, el liderazgo en las políticas de igualdad, el mayor esfuerzo entre todos los países en aumentar la ayuda al desarrollo de un año a otro, el compromiso con el multilateralismo y una forma entender el mundo desde el respeto entre iguales….

Siempre he pensado que la reforma de la ONU para hacerla más eficaz es absolutamente necesaria, pero al mismo tiempo, pienso que si no existiera, habría que inventarla, no podríamos entender la resolución de los problemas del mundo sin ella.

No cabe ninguna duda que estos días, este gran proyecto se ha visto reforzado. El nuevo Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, pronunció el pasado miércoles su primer discurso en la Asamblea General de Naciones Unidas y he de decir que me hizo recordar las sensaciones de aquél día. No seré yo en esta ocasión quién ponga calificativo al discurso de Obama, ya lo han interpretado los periódicos de tirada nacional del país, que titulaban, “una nueva era”. Y no es de extrañar que así lo expliquen, pues es extraordinario que el Presidente de los Estados Unidos proclame “el fin del unilateralismo y el comienzo de un nuevo capítulo de cooperación internacional”.

“Es el momento de que cada uno asuma su parte de responsabilidad para una respuesta global a los problemas globales”; “un futuro de paz y prosperidad sólo será posible si reconocemos que todas las naciones tienen derechos, pero también tienen responsabilidades”. Son sólo algunos extractos de su discurso, pero os puedo asegurar que es muy diferente a otros que allí escuché en representación de su país, en su día. Lo que demuestra que la fuerza de los votos cambian las políticas y que merece la pena pelear por la agenda por la que mucha gente lleva años peleando.

Por sus circunstancias históricas, España llegó tarde a la constitución de la ONU, pero no estoy siendo voluntariosa ni exagerada si os aseguro el respeto como país que ahora allí se nos tiene. Y por cierto, en el mismo país, en EEUU, estos días se celebra otra cumbre multilateral, el G-20 y esta vez sí, asistimos a tiempo, por méritos propios.