3/9/09

Una política fiscal que contribuya al crecimiento económico y a la cohesión social

He visto que algunos de los que me escribís, queréis que hable de política fiscal, comparto el interés, así que ahí van algunas reflexiones…….

Septiembre implica siempre un saludable debate político y social sobre los objetivos del Gobierno para el próximo curso político. Estas prioridades se reflejan en los Presupuestos Generales del Estado para el próximo año, que son el instrumento básico para poner rumbo a esas metas. El Presidente ya adelantó hace unos días que los objetivos serán incentivar la recuperación económica y el empleo, mantener la cohesión social a través de la protección social y austeridad absoluta en el gasto público no productivo.

La política fiscal de todos los gobiernos es un instrumento de la política económica que se concreta precisamente en la Ley de Presupuestos, pero que ante todo debe responder en cada momento a la evolución económica del país.

El Gobierno del PSOE ha demostrado, con hechos incontestables, que nuestra política fiscal se basa el principio básico de progresividad y de moderación fiscal que beneficia claramente a las clases medias. El Partido Popular está muy interesado en sembrar confusión este asunto. En los últimos meses, la única propuesta que hemos oído del PP para afrontar esta crisis ha sido “bajar los impuestos”. Eso sí, siempre como “fórmula genérica”, sea cual sea la coyuntura económica, y nunca explicitando en qué consistiría la rebaja, ni que consecuencias tendría ésta en el gasto público.

Sin embargo, cuando analizamos la política fiscal del PP, en una época gran crecimiento económico en nuestro país como cuando gobernaba el Sr. Aznar con Rajoy y Montoro como Ministros, o en el año de la peor crisis económica de los últimos tiempos donde gobiernan en CA y muchos Ayuntamientos, descubrimos que en ambos casos se trata una falacia. No es verdad que bajen como dicen los impuestos.

La verdadera subida de impuestos que nadie ha entendido es la que ya han pagado los vecinos de los Ayuntamientos como el de Madrid, donde desde 2004, los 3 impuestos que dependen directamente del Ayuntamiento han subido un 165% (IBI, vados y impuesto matriculación).

Lo cierto es que los ciudadanos pagamos hoy menos impuestos que cuando gobernaba el PP. La presión fiscal en 2008, el 32,8%, es la más baja desde 1995. En el último gobierno del PP, en el año 2003, la presión fiscal era del 33,9%

Además, nuestra presión fiscal es 6 puntos menos que la media de la Unión Europea. Sobre todo porque durante los años de crecimiento aprovechamos el instrumento que nos ofrece la política fiscal para hacer los deberes y bajar los impuestos, al mismo tiempo que se lograba, por primera vez en la historia, superávit en nuestras cuentas públicas.

En 2004 la política fiscal adaptó al crecimiento económico del país con el objetivo de beneficiar a la gran mayoría de las familias y empresas de este país de la riqueza que entre todos generábamos. Fue el Gobierno de Zapatero quien bajó 5 puntos el impuesto de sociedades a las empresas en este país, quien rebajó las cotizaciones sociales en 2006, o quien suprimió el impuesto de patrimonio que pagaban 1 millón de contribuyentes, básicamente la clase media. También se revisó el impuesto que pagamos la mayoría de los ciudadanos, reduciendo la tributación en el IRPF en todos los niveles de renta, excluyendo de la obligación de tributar a 2 millones de ciudadanos más, o igualando la tributación del ahorro.

También se crearon nuevos incentivos fiscales como la deducción por alquiler de vivienda, que había sido suprimido por el Gobierno del PP, o el cheque-bebé como nueva prestación social para todos los ciudadanos.

En definitiva, hemos demostrado que para los socialistas, la política fiscal siempre es un instrumento que debe responder en todo momento a la situación económica de un país e incentivar el crecimiento.

Y en coherencia con el principio de moderación fiscal que siempre hemos mantenido, y entendiendo que la política fiscal debe servir para acelerar recuperación económica y garantizar la cohesión social, creemos que este no es momento ni de pedir un esfuerzo añadido a los trabajadores que ya están afrontando cada día los efectos de la crisis, como tampoco vamos a limitar la actividad y la iniciativa de las empresas, todo lo contrario.

Es momento de austeridad y de la mejor gestión de los recursos públicos. Y también es el momento de garantizar la protección social y el Estado del Bienestar. Por eso, el Gobierno aprobó en agosto una prestación extraordinaria de desempleo por valor de 420€ durante seis meses. Una medida que es la primera vez que se aprueba en democracia. Es de justicia y era necesario.

Desde el PSOE siempre entendimos que la vocación de esta medida era ayudar a la mayoría de los ciudadanos que lo necesitan, y en eso hemos trabajando intensamente con el resto de fuerzas políticas y los agentes sociales para lograr finalmente el mayor consenso posible.

Hoy el Grupo Parlamentario Socialista ha acordado con la mayoría de los grupos parlamentarios del Congreso un acuerdo para aprobar que esta ayuda se extienda a los parados sin subsidio desde el día 1 de enero. Es una buena noticia que confirma que en los momentos más difíciles es cuando más cerca tenemos que estar de los ciudadanos.

P.D. Hablando de Economía y de política fiscal….Recibí la llamada de de Jordi Sevilla hace unos días, con la misma serenidad y coherencia de siempre. Me anunciaba que dejaba el escaño para dedicarse al a actividad privada. Hoy he leído su blog, y quiero dedicarle unas palabras. Los dos hemos coincidido en este proyecto muchas veces, diseñando el programa electoral de las elecciones del 99 bajo la batuta de Joan Romero, en el parlamento... Y posteriormente en ese proyecto que se llegó a denominar primero “jóvenes turcos”, en el que me invitó a participar, y luego Nueva Vía y que se convertiría después del 37 Congreso del PSOE en el proyecto político que hoy conocemos bajo el liderazgo de Zapatero.

He aprendido a su lado, coincidiendo, discrepando, construyendo juntos un proyecto que estuviera a la altura de la sociedad española, y sobretodo he sentido hacia él, por encima de todo, un enorme cariño y sentimiento de lealtad. No olvidaré nunca su apoyo como Ministro de Administraciones Públicas para la gestación de lo que hoy ya es la Agencia de Cooperación Internacional y para el Desarrollo. No me voy a despedir de él, porque como bien recuerda Jordi, la dedicación a la política pública de forma plena es un periodo transitorio, pero la inquietud y el compromiso político no se abandonan nunca y pensamos seguir contando con su participación, una servidora, desde luego…Un fuerte abrazo, compañero.