6/8/09

70 años recordando a “las 13 Rosas”


Ayer tuvimos en Madrid un sol especialmente intenso, como las emociones que compartimos todos los ciudadanos y ciudadanas que en la mañana de ayer quisimos estar, un año más, conmemorando el aniversario del asesinato por parte de la dictadura franquista de trece mujeres jóvenes el 5 agosto de 1939. Junto a ellas otros muchos jóvenes fueron fusilados en ese trágico verano y durante demasiados años más, por el único delito de defender la libertad y los valores constitucionales que hoy nos resultan cotidianos en una sociedad democrática.

Todavía recuerdo la primera vez que leí el libro de
Carlos Fonseca “Trece rosas rojas”. Me resulta imposible no dejarme llevar por las emociones que despierta en su relato, incluso ahora, cuando trato de recordarlo. Especialmente cuando nos explica las deplorables condiciones de vida de las mujeres en las hacinadas cárceles del momento, y las últimas horas de estas jóvenes a las que les parecía impensable que pudieran llegar a matarlas simplemente por pertenecer a las JSU, algunas de ellas, como Blanca Brisac, ni siquiera. Una mujer que se despedía de su hijo diciéndole: “Las buenas personas no guardan rencor”.

Ayer mismo, Ángeles García Madrid, a sus 91 años, nos relataba con la pasión de una joven, cómo vivieron las compañeras de la cárcel de Ventas la injusta tragedia de sus amigas de juegos en el patio del penado. Y su testimonio vivo nos ha permitido comprobar que la dignidad y el anhelo de libertad persistió generación tras generación. Que nunca consiguieron que olvidáramos sus nombres, pero mucho menos el sentido de sus vidas, porque los testimonios que faltaban y que fueron silenciados durante tantos años, pervivieron en los corazones y en la memoria de sus amigos y familiares.

Y en actos cívicos como estos comprobamos que junto con la recuperación de la memoria histórica como un derecho de todos, recuperamos también el legítimo orgullo de sabernos herederos y herederas de aquella generación de hombres y mujeres buenos, sedientos de progreso y libertad. Creo que la participación de la sociedad civil en las iniciativas de recuperación de la memoria histórica contribuye claramente a construir una ciudadanía más activa y comprometida en el proceso de elaboración de nuestra propia historia.

Ana, Victoria, Martina, Virtudes, Luisa, Elena, Dionisia, Joaquina, Carmen, Pilar, Blanca, Adelina y Julia. Siempre estaréis presentes en nuestro recuerdo.