
La historia nos ha enseñado que todo nuevo cambio social que no cuente con las mujeres como agentes activas del cambio, acaba por excluir a las mujeres de sus pretendidos beneficios cuando no profundizando en la desigualdad de género. Por eso, es imprescindible incorporar el enfoque de género a las políticas de fomento de la sociedad del conocimiento, para lograr una verdadera inclusión de las mujeres en todos sus ámbitos: en el acceso y uso de las TIC, en el desarrollo de e-habilidades, pero también el desarrollo tecnológico y de contenidos.
Al mismo tiempo, es imprescindible que las políticas de igualdad incorporen medidas e iniciativas para impulsar la participación plena de las mujeres en la Sociedad de la Información y del Conocimiento, y en este sentido tenemos un marco de trabajo imprescindible: La Ley de Igualdad, que en su artículo 28 recoge estos aspectos.
Parece evidente la necesidad de promover una alfabetización tecnológica más intensa y ambiciosa, que no sólo aproxime a las mujeres a las TICs como usuarias, o como programadoras de software (especialmente el libre), o administradoras de redes, por poner algunos ejemplos…Debe también facilitar la participación activa y el liderazgo de las mujeres en la construcción de este espacio público de convivencia que es la Red.
A estas alturas de la crisis sabemos algo con certeza: las economías más innovadoras saldrán fortalecidas tras la crisis. Porque los sistemas productivos con mayor inversión en tecnología e innovación no se salvan de la crisis pero reaccionan ante ésta con mayor fortaleza y flexibilidad. Por eso apostamos por un desarrollo de la sociedad del conocimiento incluyente y sostenible. Accesible para todas y todos, porque el desarrollo de las TIC pasa obligatoriamente por hacerlas accesibles en igualdad de oportunidades.
Lograr una mayor incorporación de las mujeres a la Sociedad del Conocimiento es un factor de sostenibilidad de nuestro crecimiento que contribuye a mejorar nuestra productividad, además de mejorar la cohesión social y aumentar nuestro capital social.
También será necesario para fortalecer nuestro modelo de convivencia desde la perspectiva del incremento de la participación ciudadana y la vertebración social que generan las comunidades y redes sociales, en las que tenemos que lograr que participe la ciudadanía en su conjunto.