30/6/09

Cerca de Honduras

Honduras para muchos de nosotros ira siempre asociada a la tragedia del huracán Mitch. Ante la catástrofe que asolo al país centroamericano, y también a Nicaragua; la respuesta solidaria de los españoles fue ejemplar. Lo recaudado en aquellos días en nuestro país fue más que la suma de todo lo conseguido en el resto de los países de la Unión Europea. Desde entonces Honduras ha sido un país donde el esfuerzo solidario de nuestras ONGD, las CCAA, de los ayuntamientos ha sido una constante y desde entonces muchos amigos y amigas se han esforzado en estos diez años para consolidar la débil democracia hondureña, colaborando lealmente con los diversos gobiernos ya fuesen liberales o nacionales, con la sociedad civil. Nuestra cooperación en Honduras ha sido ejemplar y así siempre ha tenido un gran peso entre toda la comunidad de donantes por su rigor y entrega.

Pero la respuesta al Mitch fue también un punto de inflexión en la cooperación internacional, la Conferencia de Estocolmo dirigida por el entonces Ministro de Cooperación sueco Pierre Schori, sentó las bases de una nueva forma de hacer cooperación: coordinando y no compitiendo, sumando y no restando, convenciendo y no imponiendo, colaborando y no cada uno a lo suyo. Las prácticas de la cooperación internacional empezaron a cambiar precisamente en Honduras. Y esto es algo que no podemos olvidar.

Después de haber estado allí, de conocer el país, y el esfuerzo que están haciendo para salir adelante, para reforzar los derechos de su ciudadanía, no puedo evitar la indignación ante una intervención militar que ha provocado la expulsión de un presidente. Es especialmente grave porque la democracia en Iberoamérica ha avanzado enormemente y hacía ya mucho tiempo que no se producían golpes de estado de estas características, que por desgracia en otros tiempos fueron frecuentes. Este acto anticonstitucional es un retroceso que no puede ser aceptado.

Todos los países democráticos, y también los ciudadanos comprometidos con la libertad y el respeto al Estado de derecho, tenemos la obligación de exigir que se respete la voluntad de los ciudadanos de Honduras que eligieron democráticamente a su gobierno.