8/3/09

Avanzamos, sin dejar de soñar.

Como cada 8 de marzo, un año más, conmemoramos el día internacional de la mujer. Un día en el que debemos reflexionar sobre los avances y los retos pendientes en la lucha contra la desigualdad. Los y las socialistas siempre hemos defendido los derechos de las mujeres, y la lucha por alcanzar la igualdad real. Las mujeres de este país han cambiado la sociedad española en los últimos treinta años, y la sociedad española, en su conjunto, ha hecho un esfuerzo ímprobo por adaptarse a estos cambios. Las políticas de igualdad han sido, sin duda, el revulsivo que nos permitido hacerlo en tan poco tiempo.


Desde que llegamos al Gobierno de España en el año 2004, hemos contado con un Presidente valiente, que ha hecho de esta política una prioridad, dotándola de recursos y dándole el rango que merecía con un Ministerio de Igualdad, que este mes cumple su primer año. En definitiva, hemos puesto en la esfera de lo público los problemas a los que hacemos frente cada día las mujeres de nuestro país. Problemas en cuyo origen están las conductas machistas que aún perduran en nuestra cultura.


Por eso eran necesarias medidas históricas como la Ley Integral contra la Violencia de Género y la Ley de Igualdad. Dos leyes que nos ponen a la cabeza de la lucha por la igualdad y de las que hoy podemos avanzar sus primeros resultados.


Desde ciertos sectores pretenden, de forma irresponsable, generar dudas sobre la efectividad de la nueva legislación, pudiendo llevar a la confusión. Pero…¿Recordáis cuando la paridad en altos cargos de la administración o de los consejos de administración de las empresas era tan sólo un anhelo?, ¿y cuándo hablábamos de la inserción al mercado laboral de la mujer? Hace apenas cinco años, la tasa de inserción laboral de la mujer se situaba en el 39%. Hoy supera el 51%.


Ayer mismo el Consejo de Ministros aprobaba un real decreto que va a permitir la titularidad compartida de las explotaciones agrarias a las mujeres (el 82% de las mujeres que viven en el mundo rural trabajan en el campo), lo que supone un avance en la igualdad real en términos de copropiedad, derechos de producción o beneficios en las cotizaciones de la seguridad social y que va mejorar la situación de unas 150.000 mujeres de este país.


Todavía quedan barreras muy importantes en el ámbito laboral como es la desigualdad salarial, o situaciones de discriminación por embarazo, por ejemplo, que se siguen produciendo en nuestro país. Pero con una diferencia. Hoy las mujeres españolas tenemos una ley que nos permite denunciarlo y nos ampara ante la vulneración de nuestros derechos. La diferencia, cuando una mujer sufre una discriminación laboral, es determinante.


Las mujeres llevamos muchos años reivindicando nuestros derechos y hoy comenzamos a ver resultados de la garantía legal de los mismos. Es ahora cuando existe, por ejemplo, un Plan de calidad del sistema nacional de sanidad que promueve que, algo tan sencillo como probar los efectos de un medicamento, no se realice sólo en hombres, sino también sobre las mujeres. Parece increíble que la única diferencia manifiesta y objetiva entre hombres y mujeres como es la biológica no hubiera sido tenida en cuenta suficientemente en campos como la medicina y la farmacología, ¿no os parece?


Es desde la aplicación de la Ley de Igualdad cuando los nuevos padres pueden disfrutar del permiso de paternidad, al que se han acogido ya el 80% de ellos, facilitando así la corresponsabilidad familiar desde los primeros días de la vida de un bebé.


Pero la voluntad política más firme, aquella a la que no renunciaremos nunca, ni escatimaremos recursos es la que significa luchar para erradicar de nuestras vidas la violencia de género. Hace apenas unos días se aprobó un nuevo fondo dotado con 5 millones de euros para ayudas destinadas a las víctimas de esta violencia machista. Se han puesto en marcha numerosos mecanismos para proteger a las mujeres que sufren esta violencia y que han permitido que se sientan más seguras y respaldadas para poder denunciar a sus agresores. En los últimos cinco años se ha incrementado en un 72% las denuncias interpuestas, y siete de cada diez agresores no habían sido denunciados previamente, lo que demuestra la efectividad progresiva de una Ley que está comenzando su andadura.


No obstante, no podemos resignarnos. Mientras exista una sola mujer que sufra la violencia de género, debemos seguir luchando. Hasta que los niños y niñas de nuestro país no crezcan y se eduquen en los valores de la igualdad, seguiremos trabajando para erradicar esta violencia. Es responsabilidad de todos conseguirlo.


Los derechos de las mujeres están reconocidos como Derechos Humanos por las Naciones Unidas y hoy tenemos un Gobierno que defiende esos derechos desde el Consejo de Ministros, hasta el último peldaño de la administración. Un gran ejemplo es el trabajo que se está desarrollando en estos días por reformar, de forma consensuada y de acuerdo con nuestra Constitución, la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Una ley que tiene ya 23 años y que debemos mejorar, teniendo en cuenta el derecho de la mujer a decidir, garantizando mejor la seguridad jurídica de mujeres y profesionales y la equidad territorial en el acceso a esta prestación sanitaria. Algo que ya en 1995 recomendó la ONU y que los países del resto de Europa abordaron hace años. Los socialistas vamos a abordar el debate parlamentario de esta ley desde el rigor y la responsabilidad, como siempre hemos hecho en esta materia, porque es lo que esperan la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas de este país.


Hoy debemos reflexionar sobre todas estas cuestiones y otras muchas. Sobre cómo podemos observar cambios importantes en nuestra vida cotidiana que marcan avances hacia la consecución de la igualdad real entre hombres y mujeres. Pero también debemos seguir trabajando para que las generaciones futuras encuentren una sociedad en la que las conductas machistas hayan desparecido por fin y hayamos alcanzado la madurez democrática que ello conlleva.


Feliz 8 de marzo de a todas