3/10/09

El sueño olímpico

Río de Janeiro será finalmente, la ciudad que organizará los Juegos Olímpicos en el año 2016.

Ayer, conseguimos llegar a la final y, aunque no es el resultado
esperado, podemos sentirnos orgullosos del proyecto que presentábamos y del trabajo realizado.

Nuestra candidatura tenía lo mejor del sueño olímpico, la deportividad y el sentimiento de equipo. Todas las administraciones han trabajado unidas durante este tiempo, ofreciendo lo mejor de ellas mismas al gran objetivo común de lograr ser sede olímpica, pero sin dejar de respetar y reconocer desde el inicio las fortalezas de las otras candidaturas con las que competíamos: Chicago, Tokio y la ganadora, Río de Janeiro.

Sin duda, uno de los mejores ingredientes del proyecto de Madrid, del proyecto español, ha sido que ha contado siempre con la mejor afición posible. La ciudadanía, volcada con el sueño olímpico ha palpitado al ritmo de nuestra corazonada. Todos juntos, movidos por la ilusión de ver a nuestros grandes deportistas compitiendo en casa por el oro olímpico.

El deporte español está demostrando día tras día que cuenta con los
ingredientes necesarios para seguir obteniendo tantos éxitos como
hasta ahora: trabajo en equipo, espíritu de superación y la solidaridad y tolerancia propias de un país que se ha hecho a sí mismo. Las que nos permiten comprender hoy, que las lágrimas que vimos ayer en los ojos del Presidente de Brasil, Lula da Silva, eran fruto de las esperanzas y sueños de todo un país, que vio ayer cómo conseguían, por primera vez, proyectarse como líderes ante el mundo, tras un largo camino repleto de complicaciones hasta alcanzar el éxito.

Comprendemos su ilusión porque es la misma que nuestro país ha experimentado a lo largo de estos 30 años de construcción democrática, en los que hemos logrado alcanzar a nuestros países vecinos en cotas de bienestar y desarrollo económico.

Es la primera vez que unos Juegos Olímpicos se celebran en Sudamérica. Una oportunidad añadida de desarrollo para un país que lleva años esforzándose por alcanzar el sueño de la igualdad de oportunidades, un desarrollo justo e igualitario y unos servicios ciudadanos dignos para la población.

Sí, fue una tarde triste para nosotros, pero una vez pasado el primer momento, nos alegramos por un país que lucha por salir adelante, que trabaja, como lo hicimos los españoles, por alcanzar el Estado del Bienestar. Enhorabuena a ellos y para nuestra delegación que ha realizado un gran trabajo.

Con independencia del resultado y de la decisión de futuro que se tome, no podemos renunciar a ese sueño y a ese espíritu que hemos vivido y compartido este tiempo.