3/12/08

Globalizaciones



Ayer en el plenario del Consejo del Partido Socialista Europeo hablé sobre la necesidad de contraponer el modelo actual de globalización económica frente a la necesaria globalización social como mejor solución para esta crisis.

Creo que mi generación, y la mayor parte de la sociedad, tenemos un sentimiento de doble pertenencia, españoles y europeos. Y la consolidación de la sociedad de la información en las últimas décadas ha logrado que cada vez nos sintamos más ciudadanos del mundo. Vivimos el tiempo de la globalización económica y ahora más que nunca sabemos mejor lo que significa, nunca sé es más consciente de algo que cuando duele. Hemos visto como esta crisis, cuyo origen se sitúa en EEUU, ha sido capaz de contagiar a todos los mercados con consecuencias inusitadas en las economías reales de nuestros países en este mundo global.

Este fin de semana leía en El País, un artículo de Paul Krugman donde comentaba de forma brillante como nadie fue capaz de preveer esta crisis, ni su magnitud, ni su evolución. A pesar de haber tenido experiencias recientes que nos debían haber hecho reconsiderar algunas políticas.
Lo cierto es que tampoco nadie advirtió del riesgo con la perspectiva suficiente para haber podido evitarla. La lección que debíamos haber aprendido de la crisis de las “empresas puntocom”, fue que era necesario producir cambios en el sistema, sin embargo, una vez superada, acabó reforzando la idea de que este sistema era infalible. Los mecanismos de detección, por tanto, han fallado estrepitosamente, quizá porque “nadie es más ciego que el que no quiere ver”. Y los que advertían del peligro eran tachados de agoreros antisistema.

Pero lo que debemos preguntarnos hoy para aprender de lo ocurrido es: ¿si hoy fuéramos capaces de detectar esta crisis con suficiente antelación….tendríamos los mecanismos de control y los organismos con capacidad de intervención y prevención suficientes para poder evitarla? ¿Podríamos intervenir preventivamente, antes de que tener que hacerlo irremediablemente como ahora para paliar ya sus consecuencias?

Es el momento de la responsabilidad inmediata pero también a largo plazo. Es necesario abordar medidas coordinadas que alivien nuestras economías en lo inmediato, pero es determinante acordar nuevas reglas del juego compartidas, mecanismos de transparencia y control más justos y más eficaces, ¿Os suenan estas claves?

A los socialistas nos suenan mucho porque, aquello que ya debatíamos en el año 2003 a través de proposiciones no de ley, sobre medidas y propuestas que hablaban de transparencia, de igualdad,…advirtiendo que se estaba construyendo una globalización económica injusta, son ahora las recetas para superar esta crisis que estamos sufriendo. Recetas en las que estamos trabajando en Europa y en las Cumbres internacionales como la celebrada en Washington el pasado 15 de noviembre.

Siempre dijimos que la acción coordinada y consensuada era la mejor forma de afrontar los nuevos retos de la globalización, incluyendo el cumplimiento de los Objetivos del Milenio, porque no nos resignamos ante la crisis de todas las crisis: la que siguen librando hoy millones de personas contra la pobreza. Ha llegado la hora de la política global.

Todos sabemos que para alcanzar ese modelo, necesitamos el proyecto europeo, algo en lo que siempre he creído. Un instrumento clave en el desarrollo y la cohesión social de los europeos, y que se ha mostrado imprescindible para salir de este bache. Porque Europa es mucho más que una unión económica y financiera, es el eje principal para desarrollar una acción coordinada, firme y unánime que defienda a los ciudadanos frente a los poderosos, que consolide sus derechos de ciudadanía.

Necesitamos más Europa, Sí. Pero más progresista que nunca. Porque Europa es un actor global que hoy debe ser más relevante que nunca. El papel que pueda jugar en no será el mismo con una mayoría progresista o con una mayoría conservadora en el Parlamento Europeo.

Los socialistas presentamos un proyecto político para Europa que se recoge en el manifiesto aprobado este fin de semana y que os invito a leer. Por otro lado, conocemos lo que hasta ahora ha aportado la derecha en Europa en los últimos años: paralización de muchos proyectos, incapacidad para llegar a acuerdos fundamentales, 65 horas semanales de trabajo… Ha llegado el momento de que la izquierda lidere este proyecto. Tenemos el compromiso para fortalecer Europa en el nuevo contexto internacional, para reactivarla como instrumento de desarrollo y para garantizar a todos los europeos sus derechos y el estado de Bienestar en el futuro. Debemos asumir el liderazgo político que Europa necesita para influir decisivamente en la construcción de un nuevo orden internacional.